Caminando

Nunca sabrás las veces que me despierto exhausta de madrugada pensando en cómo ayudarte...Ni  lo que he mendigado tu afecto...Dándole vueltas y más vueltas...Quiero que sepas...que pese al tiempo, a tu díscola cabeza, a tus desmanes...yo te quiero Mamá... Cuánto hemos pasado juntas verdad? Sin apenas familia, tan sólo nos teníamos la una a la otra...Me he sentido tan responsable de ti...Te veía vulnerable y asustada, con la pesada carga de llevar una hija sola... Con un marido en la distancia... Ahora...en tu vejez intento tener gestos que penetren en ese carácter endemoniado tuyo... Recuerdas las tablas en sueños? No me importaba, pensaba que te sentirías orgullosa... Cuánto te he necesitado y cuantas veces me has rechazado...me dolía pero intentaba aceptar tu tosca forma de querer... Te he culpado en muchas ocasiones... Me avergüenza reconocerlo, quizás no tuviste más opción... A una madre se le dedican las palabras más bellas y las más crueles... No sé si soy la culpable de que ahora vivas en tú propio mundo...lo sé siempre excusando.. Pero cómo duele Dios!! Cómo duele verte así... Aceptación, gran palabra pero muy jodida, me has transmitido ese espíritu de lucha así que sigo digiriéndolo. Me alimenta una joya que me regalaste...Me susurraste que la felicidad la conociste cuando me viste por primera vez...Ahora Mamá como cada tarde iré a verte...procuraré tener calma... Otra vez...te quiero.