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lascenizasdeangela

LA SOPITA

Os voy a contar una historia, a la que por supuesto he cambiado los datos; de esas que te impactan y te destrozan:

Estábamos tomando el desayuno con nuestra traductora en el Hotel, era temprano y después saldríamos para el orfanato. Ella se llama Natalia, es una chica de mirada alegre, maneja un buen Español y se le ve "madura" a pesar de sus pocos años. Cada día desayunábamos en el Hotel antes de salir al orfanato o hacer los papeleos. Entre café y té ruso solíamos charlar sobre Rusia, sobre la Adopción y sobre la mentalidad de los Españoles y los Rusos. Me contó muchas cosas que me hicieron aprender acerca de la Rusia actual, algunas me impactaron mucho, como esta historia que ahora os cuento:

"Vladimir es un niño de cinco años, su hermano Stanislav tiene solo 3 años. Cada día los vecinos de su barrio en Ningunovisk les ven salir para pasear por la nieve. Hace demasiado frío para jugar en el exterior, así que hundiendo las piernecillas en la nieve hasta las pantorrillas solo pueden andar un poco por la calle antes de regresar a casa. Stanislav se resiste porque prefiere no salir, pero a diario Vladimir, a pesar de su corta edad, saca a su hermano a pasear; porque es consciente desde sus pocos años, de que para desarrollarse y crecer su hermano necesita salir de vez en cuando a respirar el aire del exterior. Un niño que crece metido siempre en una habitación no crece bien.

Esta forma de actuar en un niño de 5 años creaba admiración en los vecinos del barrio, que además conocen con pena la situación de la familia: Un padre que no existe desde que la madre dió a luz al pequeño Stanislav, una madre que constantemente está borracha y no cuida de los menores, abuelos inexistentes, ni tios, ni familia cercana. Esto es toda la familia. Viven, malviven, con la ayuda social y de la vecindad que se apiada de los pequeños ante la situación de prácticamente abandono que viven. La Asistencia Social ha decidido por fin recoger a los niños, a la madre se le ha privado de la Patria Potestad por el bien superior de los menores. Pero el bien superior no da para mucho: Orfanato de miseria a 250 Km de Ningunovisk que a su vez está a 500 Km de alguna ciudad importante."

Natalia, nuestra traductora, desvía su mirada para ocultar los recuerdos que se asoman en sus ojos, se le nota que conoce bien el paño. Lleva ya un año y medio trabajando en temas sociales en Rusia y más concretamente en Adopción Internacional, visitando casi todas las regiones de la zona Norte del país, la más dura por el clima implacable: Nieve, siempre nieve. Ese frío al que es imposible acostumbrarse porque cuando Dios creó el mundo dejó ese pedazo sin calor para desterrar allí a los Angeles-Diablo. El que haya visitado alguna vez los Urales por debajo de los -10ºC sabe porqué el hombre no debe vivir así. "Mira yo he visto muchas cosas en Rusia, -me explica Natalia- tengo ya conocidos toda clase de situaciones y de orfanatos, pero de verdad te digo que aquel es de los más duros que he visto... No funcionaba la calefacción Central, y no tenían agua corriente, ¡¡Pero ni fria ni caliente!!. Los niños comían puré frío a diario, muchos deambulaban semidesnudos, porque era lo que había, los mayores les ponían a los pequeños sus camisetas, más grandes, para que les taparan hasta los codos. Pedí pasar al aseo y como no había agua corriente, no tienes ni idea de lo que era aquello, algo tremendo.

Era la primera vez que trabajabamos con el orfanato de aquella región tan apartada (en Rusia los orfanatos acogen solo niños mayores de 3 años, los menores de 3 años viven en las "Casas de niños" equivalente a las CasasCuna de aquí). Nunca antes habíamos hecho una adopción allí. Pero la visita fue algo debastador. Allí nos habían dicho en el Departamento de Educación que estaban Vladimir y su hermano. Eran niños sanos, aunque Vladimir tenía quemaduras en un brazo y una pierna, al principio no supe de qué eran las quemaduras. Al ser un defecto estético, pero no afectarle a su desarrollo en la vida diaria como un defecto físico, encajaban en el perfil que había solicitado una familia de Italianos que pedían 2 menores varones, hermanos "bio" entre sí, con no más de 5 años el mayor ni menos de 3 el menor. La petición no es muy común y como los adoptantes estaban informados del tema de las quemaduras, explicádoles que mantenía
perfectamente la movilidad y la función de los brazos y piernas, y lo aceptaron empezamos a preparar el expediente."

Me has dicho que al principio no supiste el motivo de las quemaduras, ¿Cuando lo supiste, de qué te explicaron que eran? * le pregunté yo, aprovechando su pausa para hacer la pregunta-. " Las quemaduras las tenía de un año atrás-me contestó-. Vladimir intentaba encender la cocina para calentar sopa para su hermano pequeño, Satnislav, porque la madre se mantenía borracha desde hacía dos días. Consiguió encender la cocina sin quemarse y calentar la sopa, pero una vez que la calentó al ir a servírsela en el tazón a su hermano chico se le derramó encima, achicharrándose el brazo y la pierna. Fueron los vecinos los que tuvieron que ayudar al niño al oir los gritos. La madre, borracha, ni siquiera oía los llantos delcrío."

Muy duro el tema ¿no? -pregunté a Natalia, mientras tragaba saliva por lo que estaba escuchando-. "No, que vá - me replicó-. Esa historia no es más dura que cualquiera otra de las que tienen cada uno de los niños de los Orfanatos, nos encontramos con casos así a diario. Este es un caso de final feliz, tendrán un hogar en Italia. Los tristes son los otros 30 niños del orfanato que al ser mayores de tres años tienen poquísimas posibilidades de encontrar un solicitante dispuesto a solicitar niños en lugar de bebés. La gente quiere bebés, noniños un poco más crecidos; y de verdad te digo que muchas veces los mayorcitos son mejor opción que los bebés. Así que, si puedes, cuando vuelvas a tu tierra, dile a tus compañeros adoptantes que con que cada uno de ellos modificase la edad que solicitan en tan solo +6 meses, algunos de esos niños tendrían una posibilidad. "

Yo, no atinaba a decir algo apropiado, así que solamente pude tragar un sorbo de café. Atónito y sin saber que responder, tan solo pude silabear un entrecortado: Sí, sí, claro. Ella me lo pidió con un tono frío, supongo que debía ser una petición que repetía a cada adoptante al que acompañaba como traductora, aunque también tuve la sensación de que era la primera vez que repetía en voz alta la historia de los dos pequeños Vladimir y Stanislav, sus lágrimas lo delataban.

(EXTRACTO Me he tomado la libertad de exponerlo en mi blog porque me dejó totalmente destrozada, esto pasa hoy en día, no hay que mirar hacia otro lado, mi devoción y mi rezo para ese niño que tan solo pretendía alimentar a su hermanito pequeño)

1 comentario

Uge -

Estos relatos nos hacen ver lo que hay detras de la ventana en una adopción.¡Qué injusta es la vida para algunos niños!
Un besuco desde Cantabria