Pastel
El martes suelo ir a clase de pintura, me libera, me deja en un estado en el que no pienso, simplemente veo como mi mano mueve el pincel, a veces desastrosamente, pero otras...casi bien...En las clases coincido con compañeras/os de distintas edades, ideologias y demás, a veces se monta tal lío de charlas que es imposible seguir el ritmo...Como normalmente no me puedo estar quieta, suelo ir mirando qué trabajos hacen, bueno, soy pelota lo reconozco, así que mis compis, tengo la desfachatez de llamarles compis aunque tengan muchísima más edad que yo, como se ríen pues estupendo-ooooh qué bonito, es precioso! cómo lo has hecho?-(luego me arrepiento de haber eligiado porque me echan unas charlitassss)
Pero el martes pasado fue especial, coincidimos tres alumnas nada más, una chica de mi edad y una señora...Cuatro con la profesora.. La chica y yo nos sentamos juntas por proximidad de edad...la señora se sentó al otro lado, empezamos a hacer nuestros trabajos de pintura. Hablando de todo un poco, casi sin esperarlo, nos contó historias de antaño, del tranvía antiguo, de las migas de cucuruchos, del hambre que pasó de pequeña, a medida que hablaba se le quebraba la voz...
Al hablar yo sentía como se me erizaba el alma, de pequeña la entregaron a su abuela para que se hiciera cargo de ella. y ésta, la dejaba con un hombre según decía ella...a medida que iba reviviendo su vocabulario se tornaba como el de una niña, el hombre era un pedófilo y ella tenía cuatro años, lo decía entre lágrimas. Lluego cuando aquella historia pasó, entró en un orfanato de monjas, en el que cuando la castigaban sin piedad . La dejaban toda la noche de rodillas en el patio, fuera verano o invierno. Una vez se quedó dormida encima del mármol con ocho años toda la noche y cogió una pulmonía, A este punto empecé a llorar de rabia y de impotencia. Me impresionó su necesidad de hablar, su angustia, y su pasado sin cicatrizar. Hoy dice que lo ha superado, yo sinceramente no lo creo, lo que sé es que vive por y para su familia, logró salir de aquello...Por respeto a ella lo he relatado de una forma sutil.
Cuando iba a clase no entendía por qué aquella mujer necesitaba tanta atención, charlaba de miles de cosas insustanciales, ahora sé que lo único que reclamaba era afecto, y muchísima ternura, Antes de que llegara ella, las tres que estuvimos allí comentábamos lo mismo, que la tuvimos en nuestro pensamiento durante todo el día después de la clase.
El martes antes de irse nos habló de su afición por la cocina, lo primero que se me ocurrió fue decirle que quería probar algo hecho por ella (se lo dije bromeando para que sonriera), me dijo que fuera hoy, y...puntualmente trajo un pastel... de verdad que sólo me faltó abrazarla.
2 comentarios
Carmen -
ezcritor -